jueves, 6 de septiembre de 2012

Alicia


Eran las seis de la tarde y todo a su alrededor sucedía sin demasiada urgencia. Alicia permanecía tumbada en el sofá, absorta en sus pensamientos, comprobando que cada vez eran más recurrentes las imágenes de un suceso que no sabía si era real o producto de su imaginación. Se sentía extraña, aislada en un mundo que permanecía impasible ante las desgracias ajenas y en el que las personas se limitaban a sobrevivir, preocupadas por ellas mismas o, como mucho, por su núcleo más cercano.

Hace algún tiempo, Alicia se dio cuenta de que lo que realmente necesitaba no era sobrevivir al día a día, sino más bien deseaba vivir cada momento, por insignificante que pareciera, como único e irrepetible.

Sin embargo, mientras estos pensamientos se revelaban de forma caótica,  la visión de ella misma deambulando por las calles abarrotadas de gente, sin rumbo fijo, ausente y percibiendo tan solo parte del ruido que se generaba en la atmósfera, le transmitía un sinfín de emociones negativas que poco tenían que ver con la actitud que presumiblemente había adoptado. ¿Se había convertido también, como los demás, en una persona egoísta e insensible? Al reflexionar sobre esta cuestión, no pudo dejar de analizar sus relaciones personales. Sí, tenía un amplio grupo de personas conocidas, algunas de las cuales podía considerar que eran importantes en su vida, pues necesitaba estos vínculos afectivos para sentirse bien consigo misma y echaba en falta a esas personas en su ausencia. No obstante, ¿estaba transmitiendo lo importante que éstas eran para ella o se limitaba a mostrar sus sentimientos de forma superficial?

Alicia sabía que para cambiar realmente su actitud, no podía limitarse a la omisión de conductas desadaptativas ni a utilizar mecanismos de defensa cuando una situación o un hecho le resultaran incómodos, sino que debía también indagar en el origen de sus emociones para, posteriormente, modificar su forma de enfrentarse a los demás. Pero, ¿cómo podía hacer eso sin inflingirse daño alguno? Fue entonces cuando se dio cuenta de que para conocerse a uno mismo, es necesario asumir los defectos y las debilidades.


 Maria Candel.





 
 
 

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu primer texto en el blog!!
    Consigue hacerle a uno reflexionar :)

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  2. Gracias! Mi propósito precisamente es ése :)

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