miércoles, 25 de septiembre de 2013

"La carta en el camino" - Pablo Neruda



LA CARTA EN EL CAMINO
ADIÓS, pero conmigo
serás, irás adentro
de una gota de sangre que circule en mis venas
o fuera, beso que me abrasa el rostro
o cinturón de fuego en mi cintura.
Dulce mía, recibe
el gran amor que salió de mi vida
y que en ti no encontraba territorio
como el explorador perdido
en las islas del pan y de la miel.
Yo te encontré después
de la tormenta,
la lluvia lavó el aire
y en el agua
tus dulces pies brillaron como peces.

Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte una cueva
y allí tu Capitán
te esperará con flores en el lecho.
No pienses más, mi dulce,
en el tormento
que pasó entre nosotros
como un rayo de fósforo
dejándonos tal vez su quemadura.
La paz llegó también porque regreso.
a luchar a mi tierra,
y como tengo el corazón completo
con la parte de sangre que me diste
para siempre,
y como
llevo
las manos llenas de tu ser desnudo,
mírame,
mírame,
mírame por el mar, que voy radiante,
mírame por la noche que navego,
y mar y noche son los ojos tuyos.
No he salido de ti cuando me alejo.
Ahora voy a contarte:
mi tierra será tuya,
yo voy a conquistarla,
no sólo para dártela,
sino que para todos,
para todo mi pueblo.
Saldrá el ladrón de su torre algún día.
Y el invasor será expulsado.
Todos los frutos de la vida
crecerán en mis manos
acostumbrados antes a la pólvora.
Y sabré acariciar las nuevas flores
porque tú me enseñaste la ternura.
Dulce mía, adorada,
vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo
porque en mi corazón viven tus besos
como banderas rojas,
y si caigo, no sólo
me cubrirá la tierra
sino este gran amor que me trajiste
y que vivió circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo,
en esa hora te espero,
en esa hora y en todas las horas,
en todas las horas te espero.
Y cuando venga la tristeza que odio
a golpear a tu puerta,
dile que yo te espero
y cuando la soledad quiera que cambies
la sortija en que está mi nombre escrito,
dile a la soledad que hable conmigo,
que yo debí marcharme
porque soy un soldado,
y que allí donde estoy,
bajo la lluvia o bajo
el fuego,
amor mío, te espero,
te espero en el desierto más duro
y junto al limonero florecido:
en todas partes donde esté la vida,
donde la primavera está naciendo,
amor mío, te espero.
Cuando te digan  "Ese hombre
no te quiere", recuerda
que mis pies están solos en esa noche, y buscan
los dulces y pequeños pies que adoro.
Amor, cuando te digan
que te olvidé, y aun cuando
sea yo quien lo dice,
cuando yo te lo diga,
no me creas,
quién y cómo podrían
cortarte de mi pecho
y quién recibiría
mi sangre
cuando hacia ti me fuera desangrando?
Pero tampoco puedo
olvidar a mi pueblo.
Voy a luchar en cada calle,
detrás de cada piedra.
Tu amor también me ayuda:
es una flor cerrada
que cada vez me llena con su aroma
y que se abre de pronto
dentro de mí como una gran estrella.

Amor mío, es de noche.
El agua negra, el mundo
dormido, me rodean.
Vendrá luego la aurora
y yo mientras tanto te escribo
para decirte: "Te amo".
Para decirte  "Te amo", cuida,
limpia, levanta,
defiende
nuestro amor, alma mía.
Yo te lo dejo como si dejara
un puñado de tierra con semillas.
De nuestro amor nacerán vidas.
En nuestro amor beberán agua.
Tal vez llegará un día
en que un hombre
y una mujer, iguales
a nosotros,
tocarán este amor, y aún tendrá fuerza
para quemar las manos que lo toquen.
Quiénes fuimos? Qué importa?
Tocarán este fuego
y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre
y el mío, el nombre
que tú sola supiste porque tú sola
sobre la tierra sabes
quién soy, y porque nadie me conoció como una,
como una sola de tus manos,
porque nadie
supo cómo, ni cuándo
mi corazón estuvo ardiendo:
tan sólo
tus grandes ojos pardos lo supieron,
tu ancha boca,
tu piel, tus pechos,
tu vientre, tus entrañas
y el alma tuya que yo desperté
para que se quedara
cantando hasta el fin de la vida.

Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.
Y así esta carta se termina
sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré
siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca
y un beso que jamás
se apartó de la tuya.

"El Yo frente al espejo" - microrrelato

           EL YO FRENTE AL ESPEJO

 Se miró lentamente recorriendo cada surco de su rostro y de su cuerpo. Solo habían pasado poco más de tres lustros desde que cumplió la mayoría de edad, pero su expresión delataba años intensos en vivencias y preocupaciones.

 Su aspecto no se había alterado tanto como pensaba, pues para los demás continuaba siendo aquel niño de rostro angelical y dulce mirada. Sin embargo, algo en él le decía que ya no era el mismo de antaño; con el paso de los años y la consiguiente madurez, había ido forjando una personalidad firme que le ayudaba a sobrellevar los problemas que pudiera encontrarse por el camino. No obstante, este mismo temperamento también tenía sus efectos adversos, pues en ocasiones marcaba distancias infranqueables con los demás, que pocas veces llegaba a vencer.

Fue entonces cuando, ensimismado frente al espejo, se preguntó si realmente valía la pena continuar mostrándose como una persona capaz de resistir sola cualquier contratiempo  o, por el contrario, sería mejor permitir que los demás comprendieran sus miedos…
 
                                                                                                                    Maria Candel.
 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Algunos relatos de "Bocas del tiempo" - Eduardo Galeano






“De tiempo somos.
Somos sus pies y sus bocas.
Los pies del tiempo caminan en nuestros pies.
A la corta o a la larga, ya se sabe, los vientos del tiempo borrarán las huellas.
¿Travesía de la nada, pasos de nadie? Las bocas del tiempo cuentan el viaje.”

 
“Orioll Vall, que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer gesto humano es el abrazo. Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a alguien.
Otros médicos, que se ocupan de los ya vividos, dicen que los viejos, al fin de sus días, mueren queriendo alzar los brazos.

Y así es la cosa, por muchas vueltas que le demos al asunto, y por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se reduce todo: entre dos aleteos, sin más explicación, transcurre el viaje”.

 

viernes, 20 de septiembre de 2013

Los amantes - Julio Cortázar

Los amantes

¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.

martes, 3 de septiembre de 2013

Coldplay - Fix you




Hay canciones que son capaces de evocar estados de ánimo y ésta es una de ellas. Si analizas su letra, puedes explorar tus reacciones emocionales sugeridas por la misma e incluso permitirte un momento de introspección. Según tu etapa vital, las emociones serán positivas o negativas, pero la música siempre te facilitará el acceso a las mismas y eso es lo más importante.

En este sentido, numerosos estudios hablan de la interconexión entre música, emociones y neurociencia. Aquí dejo un enlace en el que se muestra la entrevista que Eduard Punset le hace a Stefan Koelsch, profesor de psicología de la música: http://www.rtve.es/television/20111009/musica-emociones-neurociencia/465379.shtml