Se miró lentamente recorriendo cada surco de su rostro y de su cuerpo. Solo habían pasado
poco más de tres lustros desde que cumplió la mayoría de edad, pero su expresión
delataba años intensos en vivencias y preocupaciones.
Fue entonces cuando, ensimismado frente al espejo, se preguntó si realmente valía la pena continuar mostrándose como una persona capaz de resistir sola cualquier contratiempo o, por el contrario, sería mejor permitir que los demás comprendieran sus miedos…
Maria Candel.
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