viernes, 8 de febrero de 2013

Desvelos

      Había pasado ya más de medio año desde la última vez que trabajó. Como cada día, se levantaba semi abúlica, con la sensación de que el tiempo transcurría sin novedad alguna, salvo las contadas ocasiones en las que algún familiar o conocido le detallaba alguna primicia que, sin embargo, pocas veces conseguía alejarla de su ensimismamiento.

      Como tantos jóvenes de su generación, Irene era una persona cualificada. Tenía dos carreras universitarias y un posgrado, así como también conocimientos de inglés, tan demandados en la actualidad. Además, contaba con más de cuatro años de experiencia profesional en su campo.

     No obstante, su currículum era insuficiente para obtener cualquier empleo. En los puestos inferiores, los entrevistadores –si es que llegaban a entrevistarla- le decían que no necesitaban a una profesional tan cualificada, mientras que en los superiores, su “poca” experiencia era la excusa perfecta para no contratarla.

     Y así, con la sensación de que por más que se formara no encontraría un trabajo interesante y, menos aún, estable, pasaban los días.

     Frecuentemente, escuchaba casos similares en los que personas anónimas narraban en algún medio de comunicación sus vivencias, las cuales transmitían el mismo desasosiego y la misma desesperación que experimentaba ella.

     Muchas veces Irene pensaba que quizás todo se trataba de una pesadilla, de la que  no alcanzaba despertar. Por más que se lo cuestionaba, era incapaz de responder a todas las preguntas que se  aglutinaban en su cabeza: ¿Qué estaba sucediendo en su país? ¿Qué pasaría cuando los más de cinco millones de parados agotasen todas las prestaciones de desempleo? ¿Realmente su generación se convertiría en la generación perdida?...

     Entretanto, continuaban surgiendo casos y más casos de corrupción en los principales órganos e instituciones de su país que, paradógicamente, acababan siendo silenciados.

    ¿Hasta cuándo aguantaría la gente las injusticias que a diario aparecían en televisión? ¿Serían capaces, incluyéndose a sí misma, de rebelarse contra las mismas y conseguir un cambio? Lo único que sabía era que estaba harta y que esa fatiga emocional estaba acabando con su visión optimista del mundo.

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