jueves, 24 de enero de 2013

"La educación como práctica de la libertad" - Paulo Freire


"El asistencialismo hace de quien recibe la asistencia un objeto pasivo, sin oportunidad de participar en el proceso de su propia recuperación. El gran peligro del asistencialismo está en la violencia del antidiálogo, que impone al hombre mutismo y pasividad, no le ofrece condiciones especiales para el desarrollo o la apertura de su conciencia que, en las democracias auténticas, ha de ser cada vez más crítica. El asistencialismo es una forma de acción que roba al ser humano las condiciones para el logro de una de las necesidades fundamentales de su alma: la responsabilidad.
El tránsito hacia una mayor humanización de las personas, no podrá hacerse ni mediante el engaño, ni mediante el miedo, ni mediante la fuerza, sino con una educación valiente, ofreciendo al pueblo la reflexión sobre sí mismo, sobre su tiempo, sobre sus responsabilidades, sobre su papel en la nueva cultura de la época de transición. Una educación que facilite la reflexión sobre su propio poder de reflexionar, y que tanga su instrumentación en el desarrollo de ese poder, en la explicación de sus potencialidades, de la cual nacería su capacidad de opción.
La transitividad crítica, a la que llegaríamos con una educación dialogal y activa, orientada hacia la responsabilidad social y política, se caracteriza por la profundidad en la interpretación de los problemas. Por la sustitución de explicaciones mágicas por principios causales. Por tratar de comprobar los descubrimientos y estar dispuesto siempre a las revisiones. Por negar la ransferencia de nuestras responsabilidades. Por la seguridad de la argumentación. Por la práctica del diálogo y no de la polémica.
Lo místico, con lo cual se envuelve la conciencia fanática, implica una preponderancia de la irracionalidad. La posibilidad de diálogo se suprime o disminuye intensamente y el hombre queda vencido o dominado sin saberlo, aún cuando pueda creerse libre. Teme la libertad, aún cuando hable de ella. Le gustan las formulas generales, las prescripciones, que sigue como si fuesen opciones suyas. Es un dirigido, No se dirige a sí mismo. Pierde la dirección del amor. Perjudica su poder creador. Es objeto y no sujeto.
Debe plantearse una educación que posibilite al hombre para la discusión valiente de su problemática, de su inserción en esta problemática, que lo advierta de los peligros de su tiempo para que, conciente de ellos, gane la fuerza y el valor para luchar. Educación que lo coloque en diálogo constante con el otro, que lo predisponga a constantes revisiones, a análisis críticos de sus descubrimientos, a una cierta rebeldía, en el sentido más humano de la expresión; que lo identifique, en fin, con métodos y procesos científicos".
  

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